Confianza en sí mismo
CONFIANZA EN SI MISMO:
¡La confianza en sí mismo es la esencia del heroísmo!
Dentro de nosotros mismos se haya el triunfo y la derrota. Tengamos confianza en nuestras fuerzas; arraiguemos en nuestro cerebro la idea de que podemos hacer tanto como los demás, y demostrémoslo.
No seamos pesimistas y entremos a la lucha y mostremos hombres. NO demos oídos a quienes aseguran que faltan oportunidades. Confiemos en nosotros mismos. Tengamos algo definido que hacer y hagámoslo. Hay una clase de hombres, la cual falta lugar en el mundo y es la clase de los que nunca tienen fuerza en nada; siempre variables. Siempre cambiando, siempre retractándose. Es mil veces preferible tener la reputación de duro e inflexible que la de nunca tener firmeza en nada. Ánimo pues si gozamos de salud, poseemos determinación y hacemos de nuestros conocimientos un factor de nuestra vida no habrá limite para nuestro progreso. Ni aun la edad avanzada nos detendrá.
No seamos cual la langosta, que cuando se queda abandonada entre las rocas no tiene la energía suficiente para volver al mar, sino que se espera que el mar vaya hacia ella y si éste no va a la langosta, ésta se queda en donde está y allí muere. El mundo está lleno de langostas humanas que en lugar de poner en juego sus energías esperan que una ola de la fortuna los venga a poner a flote. Para cualquier valor, conduzcamos como si fuéramos valientes, aunque sintamos que vamos a temblar. Si deseamos fuerza de voluntad, concentración y optimismo, pensemos como se conducirá quien posee tales cualidades e imitémosle. Los impulsos deseados se desarrollarán en nosotros por su ejercicio incesante. El procedimiento es lento y su eficacia es puesta en duda por los importantes; sin embargo, es seguro. Diez kilos de acción producen uno de deseo. En el mundo existen dos clases de hombres: los fuertes y los débiles, los capaces y los incapaces. La diferencia entre unos y otros es que los fuertes, a fuerza de paciencia y de práctica, cambian sus razones, sus gustos y sus pasiones a voluntad, mientras que los débiles son imponentes para resistir los impulsos interiores que producen las acciones. Nada hay tan importante cómo ser capaz de destruir en uno mismo una inclinación y crear otra. El secreto es sencillo y consciente en que con repetir una acción se puede gradualmente inducir el deseo de repetirla y que rechazando un deseo se le pueda llegar a eliminar. El creer y practicar esto es la llave de la grandeza.
La ciencia del pensamiento humano y de la acción. La psicología es una ciencia nueva y por lo tanto ha habido poco tiempo todavía para demostrar lo que se puede alcanzar con una aplicación mas inteligente de nuestras energías; sin embargo la evidencia la encontramos a veces rayando en lo extraordinario. El hombre puede hacer ahora consigo mismo y con su vida mucho más que lo que hizo en el pasado, puede desplegar mayor habilidad, energía y valor que la que sus antepasados pudieron imaginar. El hombre es lo que piensa, y de modo que puede cambiarse a sí mismo, cambiar su vida y aun sus circunstancias, con solo cambiar sus pensamientos. La confianza en si mismo es la esencia del heroísmo.
Pasó el tiempo en que el hombre común y corriente podría alcanzar éxito por métodos modestos y sencillos. Todo lo que se ha dicho a favor de la modestia falla si se le somete a las pruebas de la vida diaria. Puede aparecer de vez en cuando algún hombre modesto pero intensamente activo que alcance un gran éxito, pero ese hombre es una excepción. Para hacerse conocer hoy, el permanecer modesto y oculto es seguir un camino extraviado. Todavía más: el hombre modesto y tímido está propenso a morir de hambre en una covacha. La audacia, que tanto disgusta a algunas buenas gentes, vence en el noventa por ciento de los casos. Para darse a conocer hoy es necesario avanzar al son de un clarín y tocarlo tan fuerte que si es posible conmueva a las mismas estrellas. Presentarse sombrero en mano, implorando del mundo ser escuchado es propio de mendigos o de espíritus apocados. La modestia es sin duda alguna, una hermosa virtud; pero la experiencia demuestra que si nos sentamos a esperar nuestro turno en el convite mundial, nuestro turno nunca llega.
Bastémonos a nosotros mismos. Quien reconoce que la fuerza es innata en el hombre y no se debilita en buscar esas fuerzas en los demás, puede realizar maravillas. Esto es tan cierto como que se desarrolla mas fuerza estando de pie que de cabeza. Los milagros de la civilización han sido realizados por hombres que tenían fe ciega en que llevarían a buen término sus empresas. Sin estos hombres, a quienes en su tiempo se les llamó “ilusos”, o “soñadores”, el mundo estaría atrasado muchos siglos. Lo que hace grande a un hombre son sus cualidades, no sus conocimientos. Para el hombre que se basta a sí mismo todas las puertas se hallan abiertas y todos los honores le son ofrecidos, “porque no los necesita”. Los gigantes de la humanidad no han sido aquellos que se han apoyado en la ayuda de otros para elevarse, sino los que han bastado a sí mismos y aún han contribuido con el esfuerzo excedente al mejoramiento de los demás. Las riquezas de la personalidad son acumulativas; debemos pues ganarlas y conservarlas. La desconfianza en uno mismo es la causa de la mayor parte de los fracasos.
En la seguridad de la fuerza esta la fuerza, y los más débiles son aquellos que no tienen confianza en ellos mismos ni en su fuerza. La barrera mayor para el progreso individual es la falta de confianza en uno mismo “el que otros piensen muy poco de uno no tiene importancia; pero es la falta de confianza en uno mismo lo que trae al fracaso”. Es un grave error soñarnos mejores de lo que somos; pero lo es aun peor rebajar nuestro propio valer. Lo mejor del mundo puede ser nuestro lo mismo que ha sido de otros que han tenido confianza en si mismos. Es un error el creer que la fortuna vendrá ruidosamente a buscarnos trayéndonos nuestra parte de riqueza y honores en un paquete. Para conquistar la fortuna es necesario entrar de lleno a la lucha y repartir golpes a diestra y siniestra hasta obtener los resultados se sean de nuestro gusto. Las victorias mejores están por ganarse y los actos mas admirables por hacerse aún. Pensemos y sintamos que la realización de aquellas y de estos esta reservada a nosotros. Nuestro propio merito no es por lo general el que nosotros pensamos. Pero si nos hemos tasado muy bajo, nadie se toma la molestia de advertírnoslo. Recuerde chimuelo/a…..(Texto compartido por Don Richard Lazer).