ENFERMEDADES MÁS COMUNES, MES A MES

Enfermedades mas comunes

ENERO-FEBRERO: TOS Y DOLOR DE GARGANTA.
– Los síntomas de estos trastornos, típicos de los primeros meses del año, son enrojecimiento y dolor, acompañados de dificultad para tragar. También se presenta tos seca y persistente.

– Para aliviar el dolor de garganta, se recurre a humidificadores. Para la tos, puede resultar útil una solución fisiológica o agua de mar esterilizada en forma de aerosol. No se deben utilizar calmantes de la tos, a menos que el médico los prescriba. Darle de beber al niño a menudo también le puede ser beneficioso, ya que los líquidos hidratan las mucosas de la garganta y fluidifican el moco. Asimismo, hay que evitar tener la calefacción demasiado alta.

MARZO-ABRIL: LA SEXTA ENFERMEDAD.
– En este período, tiene una gran difusión el herpes virus 6 (responsable de la “sexta emfer,edad”. Se trata de un microorganismo que se transmite mediante el contacto directo con la saliva o con el moco de la persona enferma. Los principales afectados son los niños entre los seis meses y los dos años. – No existen tratamientos específicos para esta enfermedad. Los únicos fármacos eficaces son los antitérmicos.
– La fiebre sube rápidamente y se mantiene en valores altos durante tres o cuatro días. A continuación, desciende bruscamente y, sobre el cuerpo del bebé, aparecen muchas manchitas rosadas. Estas manchas son similares a la cabeza de un alfiler. Al principio, se localizan en el tronco, pero, en poco tiempo, se extienden al cuello, las extremidades y la cara. Al cabo de dos o tres días, se desvanecen, lo que indica su curación.

ABRIL-MAYO: VARICELA.
– La varicela se manifiesta con unos puntitos rojos, en ligero relieve y muy pruriginosos (denominados pápulas). Inicialmente, son pocos. Sin embargo, enseguida, se extienden a todo el cuerpo. Después, las pápulas se transforman en ampollas, que se llenan de un líquido claro, en el que está concentrado el virus. En esta fase de la enfermedad, el niño es especialmente contagioso. Por último, las ampollitas se transforman en costras, cuya caída decreta la total curación. La varicela va acompañada de fiebre y malestar general. – La enfermedad se resuelve de forma espontánea. Se pueden utilizar fármacos antitérmicos, útiles para bajar la fiebre.

JUNIO-JULIO: LA “FIEBRE” EN EL LABIO.
– Se llama Herpes simplex de tipo 1 y se trata del virus responsable de la frecuente “pupa” en el labio. – Al principio, el niño siente escozor, picor y hormigueo. Casi inmediatamente, aparecen las características ampollas. Tras 5-7 días, las ampollitas se rompen, se secan y se sustituyen por pequeñas costras de color marrón amarillento, que se desprenden solas. – Se debe aplicar una pomada o crema antivírica específica sobre las ampollitas, al menos 4-5 veces al día.

JULIO-AGOSTO: TRASTORNOS INTESTINALES.
– El niño sufre dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. Las heces son líquidas y abundantes, y las deposiciones son numerosas, lo que puede provocar que el pequeño sufra una deshidratación. – Hay que reponer los líquidos perdidos utilizando soluciones rehidratantes. En los casos más graves, puede ser necesario recurrir a antibióticos.

SEPTIEMBRE-OCTUBRE: RESFRIADOS.
– Nariz goteante, dificultad para respirar, estornudos y malestar general caracterizan la primera fase de la enfermedad. Esta fase unos tres días y es la más contagiosa. Y es que las secreciones nasales y las gotitas de saliva son verdaderos concentrados de virus que son muy infecciosos.
Para aliviar los síntomas del resfriado, hay que mantener siempre bien limpia la nariz del pequeño. Y es que el moco ofrece un terreno ideal para la proliferación de gérmenes, que pueden provocar otras infecciones (por ejemplo, sinusitis y otitis). Para ello, le puedes efectuar lavados con solución fisiológica o agua de mar esterilizada. Si el niño es muy pequeño, se pueden aspirar las secreciones con un aspirador especial que se introduce en la nariz.

NOVIEMBRE-DICIEMBRE: GRIPE.
– En los niños más mayorcitos, la gripe se presenta fiebre alta, tos persistente, y dolor en los músculos y en las articulaciones. También se pueden producir complicaciones, como otitis o sinusitis. – Los bebés menores de un año presentan manifestaciones menos comunes: inquietud, diarrea y llanto, que pueden cursar sin fiebre.
Para bajar la fiebre, se recurre a antitérmicos. El niño debe permanecer en reposo y evitar los golpes de frío. Puede ir a la guardería un día después de haber dejado de tener fiebre. – Si el niño se resfría a menudo, es conveniente administrarle la vacuna antigripal, si se considera oportuno.

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