La muchacha que cuida
La muchacha que cuida.

La muchacha que cuida.
Hace unos años me encontraba trabajando cuando me pasaron un oficio que decía que no tenía permitido llevar a mis hijos al trabajo. Debería de firmarlo de enterado.
Había señoras que habían estado llevando a sus hijos a la oficina, por que era el verano y al tener vacaciones los niños, trabajar ambos padres (o en algunos casos como madre soltera), no tener con quien encargarlos o con qué pagar una niñera, no quedaba más remedio que llevarlos al trabajo, donde tenían que sentarse en un lugar a leer, ver videos del teléfono o en el mejor de los casos usar la computadora.
Y debían estar allí todo el horario de trabajo.
Incluso me tocó ver un caso donde llevaron al niño que usaba todavía pañales y tuvieron que cambiárselo en la oficina.
El supervisor platicó con una de las señoras y le dijo que no podía llevar a su hija al trabajo. La señora estaba separada y le explicó que se turnaba con su ex-marido unos días, pero cuando él trabajaba, no tenía con quien dejar a su hija.
Entonces nos pasaron el oficio.
Los que tenemos hijos posiblemente comprendemos más estas situaciones e incluso tratamos de ayudar si un compañero tiene un problema. Pero la compañía puso las reglas y tendríamos que seguirlas.
Esta situación es muy común ahora que los 2 padres trabajan, y si no se tiene un familiar entonces hay que encargar a los niños con una persona que sea de toda nuestra confianza.
También hay mucha gente que se dedica a cuidar a los niños de varios niveles y de diferentes estilos personales.
Cuando la persona encargada de los niños tiene cualidades y le gusta lo que hace, transmite algo muy positivo. Leer cuentos, ser amable, jovial son virtudes.
Sin embargo hay de todo, y si en lugar de eso se reciben regaños, falta de atención, y en el extremo hasta golpes, la situación afectará al niño de forma grave.
Voy a comentar algo que me pasó cuando era niño. Mis 2 padres trabajaban, entonces llegó una muchacha joven a cuidarnos, vivía en nuestra casa y era bastante agradable y paciente con nosotros.
Todo estuvo bien, hasta que le dió por darnos besos en la boca. Cuando mi tía la vió haciendo eso, comenzaron a discutir y de pronto ¡llegaron a los golpes!.
Despúes del alboroto, y de una plática-regaño que nos dieron a mí y mis hermanos, se fué de la casa y pensé que no la volvería a ver, pero un día llegó a la casa preguntando por mi mamá.
Estaba embarazada y cuando le dije que no estaba, se puso a llorar y se retiró, esta vez no la volví a ver.
No entedía bien todo lo que había pasado, ahora de adulto, la entiendo a ella, a mi madre y a mi tía. Entiendo a las mamás y a los padres y comprendo el derecho que tienen los niños de ser niños.
Nunca desatiendan a sus hijos.
La muchacha que cuida.